A mediados de junio del año 2013, hace ahora 8 años, nos
visitaban los poetas Francisco Brines y Carlos Marzal. El primero de
ellos leyó dos poemas troquelados en placas de bronce situadas en las paredes
de la Iglesia Parroquial y del Museo de la Falla. Marzal leía otro par de
poemas en la Calle Larga y en el Mirador de la Peña del Castillo. Antonio Colinas, que nos acompañaba aquella tarde calurosa, no lo supo hasta los instantes previos,
leyó también un poema suyo, Amanecer.
El pasado 14 de noviembre de 2020 Brines respondió a la llamada del Ministro de
Cultura para confirmar que había ganado el Miguel de Cervantes, el galardón
más prestigioso de las letras castellanas. En un estado de salud muy
delicado, hace pocos días, el 12 de mayo, Brines acogía a los Reyes en su casa de Oliva (Valencia) -y no en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de
Henares como es habitual-, para recibir el premio.
Hoy tenemos que
lamentar su fallecimiento. Paco, último representante de la prodigiosa
generación de los 50, nos deja un legado incalculable y en Juzbado, una tarde
maravillosa de junio con vecinos y amigos… y dos de sus versos: La
rosa de las noches y El vaso quebrado.
Qué mejor homenaje le podemos rendir que acercándonos a releerlos.